J'adore Dior.

A estas alturas ya todos sabéis que el lunes de la semana pasada tuvo lugar la fiesta de Dior en el Palacio de Cibeles, y sí, yo también os voy a contar, aunque un poco tarde, lo maravillosa que fue.

Todo empezó en el año 1905, en Francia nacía un niño que más tarde se convertiría en uno de los nombres más importantes de la industria de la moda y el lujo a nivel mundial. En el 46 se convertía en uno de los primeros diseñadores de moda estableciendo su casa de costura en París y en el 47 creó un nuevo estilo por el que siempre será recordado, el "New Look". La casa de costura acabó convirtiéndose en una de las marcas de lujo más importantes del conocido grupo LVMH. 

No puedo hablar de Dior sin que se me venga a la cabeza un nombre que ya no está presente en la casa, Galliano. Después de quince años a cargo de la marca, el año pasado fue despedido tras una polémica conducta en un restaurante de la capital francesa. Galliano era el espíritu y la imagen, él era Dior, pero ese tiempo ha terminado y, el lunes, quisieron dejarnos claro que la casa sigue, sin él, pero sigue (aunque me hicieran dudar de este hecho el 4 de julio de 2011 con su colección de Alta Costura).


El viernes 14 por la mañana me llamó mi booker y me dijo que estaba invitada a la fiesta que daba Dior en Madrid el lunes, yo, aún sabiendo que el martes tenía que madrugar, y mucho, dije que sí sin pensarlo, sabía que no podía perdérmela y el lunes, ya en la fiesta, confirmé mi presentimiento, era una GRAN fiesta.

Llegué a Madrid a eso de las 15, después de una siesta, los viajes siempre me dejan un poco atontada, me mentalicé, esa noche, por mucha pereza que me diera levantarme del sofá tenía que ponerme guapa y estar en Cibeles a las 21.30. A las 20 empecé con los preparativos, siempre con calma, y a las 21.30, no me gusta llegar tarde, estábamos entrando en el Palacio de Cibeles con la boca, literalmente, abierta. 

El espacio estaba decorado como si de un jardín se tratase, césped artificial, macetas con arbustos y flores, los camareros, que no tenían nada que envidiar a ninguno de los invitados, paseándose con bandejas llenas de copas de Moët & Chandon, flor de lis con foie, tortas de trufa, jamón serrano, del bueno, y demás manjares dignos de palacio, catering servido por Medems (me lo apunto para mi boda, aunque no sé yo si al novio le harán mucha gracia los camareros...). Todo muy elegante y muy bien puesto, había hasta alguien que comentó que fiesta tan aburrida. No sabían lo que les esperaba.

A eso de las 23.30 se apagaron las luces y todo quedó en silencio, empezaba el espectáculo. En una de las paredes comenzó la reproducción de un vídeo en 4D con imágenes de la marca, desfiles, anuncios con Charlize Theron, Natalie Portman, imágenes de estrellas como Marilyn Monroe y Grace Kelly...simplemente, increíble, como dice Miranda Makaroff en el vídeo, emocionante.


A partir de la reproducción del vídeo...la cosa empezó a desmelenarse, la gente no sólo bebía Moët & Chandon, se pasaron a los gin tonics, fumaban donde estaba prohibido e incluso hubo algún atrevido que se pudo a dar volteretas. Sí, la fiesta fue de todo menos aburrida, agradecidos debemos de estar al Dj Marcelo Burlón que nos hizo bailar al ritmo de Eve, cosa que me emocionó, Beyoncé y demás ritmos bailones, a la 1 bailaban hasta las sillas.
A las 2.30 las caras se entristecían al ver que las luces se encendían y la realidad era otra, al día siguiente había que trabajar, en mi caso, a las 7 am tenía que estar en un AVE con destino Valencia, donde me esperaban 11 horas de trabajo, no me quejé en ningún momento, mereció la pena, tanto la fiesta como el día de trabajo.


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